GonzaloVillar

Acorde a la ciencia
La música nos emociona. Puede llevarnos a la euforia y a que nuestro cuerpo se mueva de forma involuntaria o tocarnos el alma y hacernos llorar.

Big Van Ciencia
Colectivo de científicos, investigadores (e incluso algún ingeniero) que se dedican a divulgar la ciencia con humor, frikor, pero ojo, también rigor.

Amautas
Participé en Amautas, plataforma de ciencia de Santaolalla y Edelstein, y creé el curso “La ciencia en la industria” con Javier. ¡Una experiencia increíble!
Gonzalo Villar
“Me llamo Gonzalo Villar y soy ingeniero industrial. ¿Eso me define? ¡Qué va! Soy muchas más cosas: padre, actor, cinéfilo, pianista o lector voraz.”


Holi
Gonzalo Villar:
Ingeniero, friki y músico sin prejuicios
Me llamo Gonzalo Villar y soy ingeniero industrial, así que me flipa la ciencia, comprender el porqué de las cosas… entender cómo funciona el Universo.
Y soy friki, MUY friki: amo a Batman, Chewbacca, Samsagaz Gamyi y Emmet Brown.
Pero hay otras cosas que me encantan…

Actuaciones de Gonzalo Villar
Si quieres estar al tanto de mis próximas actuaciones, este es tu sitio.

Testimonios
"No lo digo yo,
lo dicen ellos"

Mis cuentos más recientes

Sinestesia. Capítulo XVI: Un recuerdo
El despertador sonó a las cinco y media. Como siempre, se levantó temprano para ir a pilates. Desde que la nombraron Consejera, no tenía tiempo para nada. Ni hobbies, ni lectura, ni cine… la Consejería lo absorbía todo. Cultura, nada menos. Cuando no era una Peña, era la presentación de un libro, o la invitación

Sinestesia. Capítulo XV: Un entrenamiento
Se levantó temprano, como siempre. Sabía que la clave de un buen liderazgo es tener ágiles mente y cuerpo, pero no como partes aisladas, sino interconectadas. Por eso madrugaba tanto, para empezar el día con ejercicio. Siempre. Había “fichado” como entrenador personal a un tío de Pamplona que era entrenador de fútbol antes del día

Sinestesia. Capítulo XIV: Una prueba
Le pusieron la capucha y no volvieron a dirigirle la palabra, pese a sus torpes intentos por entablar conversación. No pudo ver nada hasta que llegó a su destino: una habitación oscura, sin ventanas, y paredes de un amarillo orina digno de un sanatorio de los años sesenta. Sin embargo, había algo que en otro